En el universo cultural que conforman los 570 municipios de la entidad, Juchitán es un sol con sus propios planetas. Juchitán es el fuego perenne que alumbra la justicia y la identidad, no sólo de la etnia zapoteca, sino de todas las culturas indígenas de la nación. Juchitán es intensidad, luz y razón. La cultura emerge con fuerza telúrica debajo de los huipiles de sus mujeres y se expande húmeda y sofocante por todos los espacios del cielo a la tierra.
Juchitán cabalga en la historia y va de lo épico a lo glorioso. Sus hijos siempre han luchado con su sangre por defender su cultura y su libertad. Pueblo de gente participativa y defensora “de lo propio”. Lugar donde florecen todas las flores blancas. Donde las mujeres bailan y cantan y la noche escucha atenta el rozar de sus faldas arrulladas en las finas notas de los sones.
Su nombre original era Xihitlán que significa “lugar de las flores” más tarde cambio su nombre a Xhavizende que significa “lugar de San Vicente”. Significa en mexicano lugar de flores blancas, literalmente jardín de floresca, etimológicamente Xochitl–“flor”; Tlan,“lugar”. Pero su verdadero nombre es Ixtaxochitlán que quiere decir “lugar de flores blancas”, Ixta-“blanco”, Xochitl–“flor”, Tlan, “lugar”.
Juchitán es fundada en 1480 por soldados del tlatuani zapoteco Cosijopí y el Congreso Local lo declara municipio el 15 de marzo de 1825 por el decreto número 47. La historia de Juchitán se pierde en la oscuridad de los tiempos, pues solo consta que en 1484 era conocido por los mexicanos con el nombre Ixta-Cuachititlán, que fue conquistado por Axayacat taltuani de México-Tenochtitlán, después de Cosijoeza, Tlatuani de Zaachila, quien lo mandó a poblar como una colonia de Zaachila; se pobló por los zaachileños en 1502.
Lo más vistoso del patrimonio cultural de Juchitán es la vida cotidiana de su propia gente. El patrimonio intangible es lo más importante. Su mercado, sus plazas, sus calles, sus fiestas, sus usos y costumbres, le dan a Juchitán un sabor tan especial. Aquí la gente vive intensamente cada minuto y “la gozación existencial” esta presente, aun en la hora de la siesta, cuando sólo los locos andan caminando por las calles
Juchitán es un centro comercial de la región, pero la gente se dedica a la agricultura, la ganadería y la pesca. En el mes de mayo celebran al Santo Patrón San Vicente Ferrer y comprende una serie de velas, la semana principal de estas actividades se inicia el segundo sábado del mes de mayo con la vela Biadxi, vela del Calvario, vela Angélica Pipí, vela San Isidro, vela San Vicente Chico, vela San Vicente Grande (Gola), la vela Cheguigo. En total son 26 velas y empiezan en el mes de abril y terminan el 5 de septiembre con la vela conmemorativa del triunfo del batallón juchiteco en 1866.
Se dice que los oaxaqueños tienen tres predilecciones en la vida: la comida, la música y la política.
Juchitán fue en 1981 el primer municipio del país en el que el PRI fue derrotado. Juchitán se ha caracterizado en la historia por ser un pueblo aguerrido y valiente. Grandes personajes han nacido aquí, como: Gabriel López Chiñas, El Gral. Heliodoro Charis Castro, Gral. Laureano Pineda Martínez, Coronel José F. Gómez Bustamante, Gral. Román López Yu, General Efraín R. Gómez, El Dr. Aurelio Valdivieso Silva, El coronel Francisco León Hernández “Pancho León”, Lic. Rosendo Pineda, El pintor Francisco Toledo, el poeta Alejandro Cruz Martínez, el poeta y educador Enedino Jiménez y el escritor Macario Matus, entre muchos otros.
Sin lugar a dudas el universo de las mujeres subyuga el embrujo de Juchitán. Con sus inmensas faldas que parecen remolinos de luz y vida, con sus bellísimos hupiles bordados en un arco iris de colores, con sus voluminosos cuerpos y su cadencioso movimiento.
El visitante que no es buen observador, cuando viene a Juchitán se queda con la falsa idea de que existe un matriarcado y que el hombre no trabaja. Totalmente falso. En Juchitán existe una vigorosa cultura femenina que se ha desarrollado en virtud de que desde tiempos ancestrales el hombre y la mujer trabajan. Él en las labores del campo y ella en el comercio. Cuando el turista sale de su hotel a media mañana, es probable que encuentre al juchiteco durmiendo en la hamaca, pues salió al campo en la madrugada para evitar el rigor del sol tropical.
Pocos pueblos indígenas en México han enfrentado la colonización cultural con tanto éxito como el pueblo juchiteco. En Juchitán se habla el zapoteco como lengua principal, se vive, se come y se sueña la cultura zapoteca del Istmo las 24 horas del día. Tierra de grandes artistas, la sensibilidad y creatividad se desborda hasta en lo cotidiano. Pintores, poetas, escritores, músicos, compositores, una Pléyada de talentos que mantienen viva la esencia de la cultura zapoteca.